Uno de los trastornos más frecuentes en la población mundial son las enfermedades gastrointestinales, dentro de las cuales el cáncer colorrectal y gástrico son de las primeras causas de muerte en muchos países.
La gastritis tiene un origen multifactorial, y los agresores pueden ser internos y/o externos, como infecciones por bacterias (como Helicobacter pylori) o la ingesta crónica de analgésicos, consumo de tabaco o alcohol, dieta alta en irritantes, quemaduras o enfermedades graves, radiación, reflujo biliar y otras más complejas.
Para todos estos agresores, nuestro sistema digestivo cuenta con diversos factores defensivos como la formación de moco y bicarbonato por ciertas células y diversas señales protectoras del crecimiento correcto de las células que cubren y protegen la mucosa.
Si existe un desequilibrio entre estos factores agresores y protectores puede ocurrir daño en la mucosa del estómago y tener síntomas relacionados con DISPEPSIA.
La DISPEPSIA es el término correcto al conjunto de síntomas gastrointestinales que nos puede hacer sospechar de un cuadro de Gastritis como:
-Sensación de ardor en la boca del estómago.
-Acidez
-Dolor en el abdomen superior que podría mejorar parcialmente al comer pero con regreso de los síntomas entre 1 y 2 hrs después de la ingesta.
-Falta de apetito
-Eructos
-Vómitos o nauseas (Con o sin sangre)
-Sensación de estar lleno (plenitud)
-Sangre en evacuaciones
No podemos hablar de gastritis si no contamos con una biopsia que nos confirme la lesión que provoca todos estos síntomas, visto al microscopio de un patólogo, por lo que la endoscopia es necesaria para confirmar la sospecha diagnostica.
Seguramente ha escuchado alguna vez sobre la “bacteria causante de gastritis”.
Helicobcater pylori infecta a la mitad de la población mundial, sobre todo en países en vías de desarrollo y nuestro sistema inmune al querer eliminarla a través de diversos mecanismos, produce inflamación que puede ser tan grave que desencadene la formación de una ulcera. Se encuentra aproximadamente en 90 a 95% de los pacientes con enfermedades gastroduodenales. De ahí la importancia de una alta sospecha por el médico especialista que solicite el estudio adecuado que compruebe su presencia para poder ofrecer un tratamiento correcto.
Las técnicas de detección pueden ser invasivas o no.
Invasivas: Biopsia por endoscopia (LA IDEAL) , PCR.
No invasivas: Sangre, Heces y prueba de aliento.
Por otro lado el consumo de medicamentos para el dolor (antiinflamatorios no esteroideos o AINES) puede provocar ciertas modificaciones en el funcionamiento de los mecanismos protectores de la mucosa del estómago. El ibuprofeno, aspirina o indometacina son más agresivos que rofecoxib o paracetamol, aunque este último tiene poco efecto antiinflamatorio y es básicamente analgésico.
En cuanto al tratamiento existen múltiples medidas:
-Eliminar Helicobacter con antibióticos
-Cambio de medicamentos si son la causa
-Cese de tabaquismo y consumo de alcohol
-Reducción de cafeína y control de estrés
-Uso de medicamentos que reducen la producción de ácido (Ranitidina, Omeprazol)
-Uso de mucoprotectores ( Sucralfato)
-Dieta sin irritantes y baja en grasas
Una buena alimentación es fundamental para evitar recidiva de los síntomas, por lo tanto hay que evitar el picante, las gaseosas, el café o té (con cafeína), tratando de no tener un ayuno prolongado.
Existe cada vez un número mayor de pacientes que padecen síntomas asociados a eventos emocionales o ansiedad donde es recomendable realizar actividades como ejercicio físico, terapia psicológica o técnicas de meditación y relajación, o un conjunto de estas como lo es el yoga. Sin olvidar que un descanso adecuado permite a nuestro cuerpo tiempo para sanar.
En otro post les informaré sobre la influencia de las emociones en el tubo digestivo.
“Para poder cambiar debemos estar cansados de estar cansados.”
Autor Desconocido